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Enfermos críticos y enfermos terminales


A veces se confunde la condición paciente crítico con la de paciente terminal. Hacer esta diferenciación no siempre es fácil. Tampoco lo es explicarla a parientes y allegados. Sin embargo, es fundamental.
El paciente crítico, pese a la gravedad de su estado tiene, de acuerdo a lo conocido, posibilidades de recuperación. Del paciente terminal se sabe que morirá, independientemente de las medidas terapéuticas y del tiempo que transcurra.
Solamente una decisión técnica según las reglas de la medicina permite distinguir entre el estado crítico y el terminal y sólo puede tomarla el médico conocedor de su oficio y sus fundamentos científicos, a menudo en condiciones difíciles y sin tiempo para corroborar sus suposiciones.

En el caso del paciente crítico se plantean disyuntivas que comprometen creencias y valores de las personas. Todas las decisiones pueden ser examinadas desde el punto de vista ético (como fundamentación racional de normas y conductas), religioso (como creencia en la propiedad o impropiedad de prácticas) y económico (como justicia distributiva vinculada a la tensión entre lo individual y lo societario).


Texto completo:
Lolas, F. (s/a) Nota bioética sobre el paciente crítico. Chile. Recuperado de:
http://www.gerontologia.uchile.cl/docs/lolas_3.htm

Pacientes críticos
La intervención para los pacientes críticos deviene de la medicina de urgencia y los cuidados intensivos. La atención que reciben estos pacientes desde el prehospitalario (entendido como la urgencia médica otorgada a la persona cuya condición clínica se considera que pone en peligro la vida, un órgano o su función, con el fin de lograr la limitación del daño y su estabilización orgánico funcional, desde el primer contacto) hasta que son atendidos en la unidad de paciente crítico influye de manera importante en la evolución y el desenlace de aquellos pacientes de mayor gravedad.

Evaluación inicial y destino de pacientes críticos
El paciente crítico es definido por la Sociedad Americana de Medicina Intensiva, como aquel que se encuentra fisiológicamente inestable, que requiere soporte vital avanzado y una evaluación clínica estrecha con ajustes continuos de terapia según evolución. La unidad de cuidados críticos es sin duda el lugar que está dotado del personal humano y la infraestructura adecuada para cumplir con los requerimientos de cuidado anteriormente descritos. El análisis de la forma en la que funciona la red de atención de salud, muestra que muchos pacientes críticamente enfermos son evaluados y manejados inicialmente en unidades fuera de la unidad de cuidados críticos, desde el mundo prehospitalario, servicios de urgencia y recuperaciones quirúrgicas.


Texto completo:
Lara, B., Cataldo, A., Castro, R., Aguilera, P., Ruiz, C. y Andresen, M. (2016)
Medicina de urgencia y unidades de cuidados intensivos. Una alianza necesaria en busca de la mejoría de la atención de pacientes críticos. Revista Médica de Chile. Vol.144 (7). Santiago de Chile. Recuperado de: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872016000700014#back

Enfermo terminal
Según el criterio de diversos autores, la definición de enfermo terminal es:
Para la Dra. Cicely Saunders, constituye aquél que se enfrenta a una muerte inexorable en breve plazo.
Por otra parte, Calman (1980), establece que la fase terminal en los pacientes cancerosos se da cuando se les ha diagnosticado con exactitud, la muerte no parece demasiado lejana y el esfuerzo médico ha pasado de ser curativo a paliativo.
Para Gil y cols. (1988), la fase terminal, mejor enunciada como síndrome terminal de enfermedad, se define como el estado clínico que provoca expectativa de muerte en breve plazo, presentándose comúnmente como el proceso evolutivo final de las enfermedades crónicas progresivas cuando se han agotado los remedios disponibles.
Las enfermedades más frecuentes que conducen al síndrome terminal son las siguientes:
1.    Cáncer
2.    Enfermedades degenerativas del sistema nervioso central
3.    Cirrosis hepática
4.    Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
5.    Arteriosclerosis (HTA, miocardiopatía, diabetes, senilidad).

Según estos mismos autores, los criterios diagnósticos del síndrome terminal de enfermedad incluyen los siguientes factores:
·         Enfermedad causal de evolución progresiva.
·         Pronóstico de supervivencia inferior a un mes.
·         Estado general grave.
·         Insuficiencia de órgano, única o múltiple.
·         Ineficacia comprobada de los tratamientos.
·         Ausencia de otros tratamientos activos.
·        Complicación irreversible final.


La atención al paciente terminal
Se orienta a tres áreas importantes de actuación:
        Tratamientos y cuidados específicos.
        Aspectos psicosociales.
        Organización de cuidados continuados y previsiones de asistencia.
 A continuación se desarrollan los contenidos y objetivos más importantes en cada una de estas áreas.
·         Tratamientos y cuidados específicos
Los síntomas y complicaciones que afectan al enfermo terminal se tratan con los denominados Cuidados Paliativos, o cuidados tipo Hospice, cuya definición puede ser:
Tipo de cuidados que promueven una asistencia toral, activa y continuada de los pacientes y sus familias por un equipo multiprofesional cuando la expectativa médica no es la curación. La meta fundamental es proporcionar bienestar al paciente y su familia sin intentar alargar la supervivencia. Debe cubrir las necesidades físicas, psicológicas, espirituales y sociales del paciente y sus familiares. Si es necesario, el apoyo debe incluir el proceso de duelo. (Subcomité europeo de Cuidados paliativos de la CEE, 1991)
Objetivos de los Cuidados Paliativos
Se pueden resumir en los siguientes:
o   Aumentar el periodo de descanso y sueño del enfermo y de la familia.
o   Aumentar la comunicación del paciente.
o   Disminuir los sentimientos de impotencia o culpa.
o   Procurar la atención en el propio domicilio si se considera factible. Para conseguir estos objetivos es necesaria una planificación terapéutica correcta, de la que no se va a hacer mención.

·         Aspectos psicosociales
 Información y aspectos emocionales: consideraciones éticas
Una vez confirmado el diagnóstico de enfermedad terminal, el médico debe enfrentarse a la difícil tarea de informar al paciente y a la familia.
Consideraciones éticas:
El paciente tiene derecho a conocer la verdad sobre su enfermedad, cuando ve comprometida su salud y acude al médico. Parece obvio que este derecho del paciente asuma particular interés cuando la enfermedad es grave, pues el enfermo tiene determinados deberes en cuanto persona y en cuanto miembro de una familia y de una comunidad, además, nadie conoce como él sus problemas (personales, familiares, etc.) que quizás haya ido posponiendo para más adelante y que ahora, súbitamente, reclaman solución.
En tales casos, ocultar la verdad sería infantilizar a la persona, reducir al enfermo a un nivel inferior, manteniéndolo engañado, en un clima artificial y falso, en el que todos saben lo que le acontece, menos él. Además, cuando el paciente tiene un sentido trascendente de la vida, se cometería una injusticia dejándole en la ignorancia cuando se acerca a la última etapa de su recorrido vital.
Desde el punto de vista moral, no es lícito ilusionar al enfermo o a los parientes con una falsa seguridad, con el peligro de comprometer de este modo la salvación eterna del enfermo o el cumplimiento de obligaciones de justicia o caridad.
Parece, por ello, conveniente difundir en la vida hospitalaria la mentalidad en pro de la veracidad, desterrando esas “conspiraciones del silencio” de algunos familiares que pretenden a toda costa ocultarle al enfermo el mal que sufre, contando con la complicidad del médico. Que el médico y la enfermera no deben mentir al enfermo no quiere decir que exista siempre la obligación ética de decir toda la verdad.
Conviene precisar estos tres conceptos:
a) Nunca se debe mentir al enfermo, ni inducirle a engaño. Nadie tiene derecho a mentir a un enfermo que seria y confiadamente pregunta por su estado, quitándole así la posibilidad de enfrentarse con su muerte.
b) No existe siempre obligación de decir la verdad, si se estima que puede influir negativamente en el enfermo. El médico debe, pues, dar la información requerida por el enfermo, averiguando lo que éste quiere saber.
c) En ocasiones puede callarse la verdad, eludiendo contestaciones a preguntas indirectas que hace el enfermo (hechas por motivos distintos: reafirmación, ganar esperanza, etc.) pero esperando el momento oportuno de manifestarla, o mejor, tratando de ir dándola gradualmente. Pero si el peligro de muerte es próximo, se debe manifestar al enfermo su situación. Tras lo dicho anteriormente, cabe la siguiente reflexión: la verdad no debe hacer daño; la experiencia indica que en la mayor parte de los casos resulta beneficiosa y causa un profundo alivio si ha sabido decirse correctamente. Es la falta de información la que puede llevar al enfermo a estados de ansiedad más graves que los que puedan derivarse de una información intempestiva.
·         Organización de cuidados continuados
Existen tres modalidades de asistencia a los enfermos terminales: en el domicilio, en centros especializados y en el hospital donde han sido tratados anteriormente.


Texto completo:
Zamora, A. (s/a) El enfermo terminal y la muerte. Revista Bioética y Ciencias de la
Salud, Vol. 5 (2). Recuperado de: http://www.bioeticacs.org/iceb/seleccion_temas/paliativos/ENFERMO_TERMINAL_Y_LA_MUERTE.pdf

Consideraciones Bioéticas (Lolas, s/a)
Para el caso del paciente crítico, ésta es una primera conclusión: la medicina bioética respeta la autonomía. Ello implica reconocer el derecho de las personas a disponer de sus cuerpos y, eventualmente, a aceptar o rechazar tratamientos.
No es de cierto el único principio a emplear en el análisis. La no-maleficencia es crucial. No hacer daño implica, para algunos, una forma atenuada de hacer el bien, pero más vinculante. Abstenerse de un tratamiento mantenedor de la vida, o suspenderlo una vez iniciado, plantea problemas expresables en alguno de los principios mencionados. Si una persona deja una directriz anticipada en caso de enfermedad seria e irreversible, cabe respetar esa disposición salvo que circunstancias coyunturales lo impidan. La consulta a personas que puedan hablar por el enfermo y sustituir su juicio por el suyo puede compensar la exigencia del mejor interés. En este caso, la opinión sobre lo que es mejor suele usarse para neutralizar el respeto total a la autonomía individual.
A menudo se plantea el tema de la abstención o suspensión de medidas mantenedoras de la vida en relación a los conceptos de "ordinario" y "extraordinario". El examen de este tema suele hacerse desde las perspectivas ética, religiosa y económica y en realidad cabe indicar que la forma más sensata de emplear los términos es en referencia al caso individual. No todo lo "experimental" o "caro" es "extraordinario" como algunos parecen entender. Es extraordinario aquello que podría obviarse u omitirse en un paciente dado en relación al estado en que se encuentra.
Más temprano que tarde será necesario reconocer que todos los sistemas de cuidado de la salud tienen límites: de eficacia, de eficiencia, de solvencia económica y moral. La reflexión bioética y los instrumentos que pone a disposición de los médicos deberán ayudar a afrontar un entorno de decisiones cada vez más problemáticas, en donde la mera retórica del beneficio, la vocación y la solidaridad no será suficiente para dar respuestas responsables a los enfermos y sus familiares.
La práctica bioética es de naturaleza casuística (trata de casos difíciles de conciencia y de conducta). Sin embargo, algunos principios generales se aceptan como guías para orientar la formulación de problemas y sus eventuales soluciones.
No existe en general oposición o rechazo de principios formales como la autonomía, la no-maleficencia, la beneficencia y la justicia ni de conceptos como la sacralidad y dignidad de la vida humana. Algunos comandan obediencia absoluta, como la no-maleficencia y la justicia, y matizada o relativa en el caso de la autonomía y la beneficencia. Esto es, se está obligado a no hacer daño y a ser justo, lo que constituye una ética de mínimos. Pero si además se respeta la autonomía y se hace el bien se encuentra una ética de máximos: no solamente se asegura la convivencia, se la promueve activamente.
Mediante estos principios puede estudiarse la abstención o la terminación del tratamiento en el paciente crítico.


Bibliografía
Lara, B., Cataldo, A., Castro, R., Aguilera, P., Ruiz, C. y Andresen, M. (2016)
Medicina de urgencia y unidades de cuidados intensivos. Una alianza necesaria en busca de la mejoría de la atención de pacientes críticos. Revista Médica de Chile. Vol.144 (7). Santiago de Chile. Recuperado de: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872016000700014#back
Lolas, F. (s/a) Nota bioética sobre el paciente crítico. Chile. Recuperado de:
http://www.gerontologia.uchile.cl/docs/lolas_3.htm
Zamora, A. (s/a) El enfermo terminal y la muerte. Revista Bioética y Ciencias de la
Salud, Vol. 5 (2). Recuperado de: http://www.bioeticacs.org/iceb/seleccion_temas/paliativos/ENFERMO_TERMINAL_Y_LA_MUERTE.pdf

Comentarios

  1. AHR 1204 José Luis Rivera Padilla.
    El derecho a morir, es el único que la naturaleza nos brinda de manera gratuita e individual, hoy en día giran demasiados tabues, que desde mi opinión solo son resultado de nuestra ambición de conocimiento y poder, creemos que entender la naturaleza humana desde el ambito médico científico, nos otorga el derecho a renunciar y negarnos al privilegio de morir, ésta ambición nos ha educado a una norma de un sistema que desde el punto de vista físico es irracional en muchos sentidos desde como vivimos hablo de la espectativa económica que se nos inculca en las diversas culturas, hasta influir en una preocupación constante de como me veo y como me ve el mundo, cuando en el sentido estricto, nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos todas las épocas lo han dicho, asi que creo debemos ser educados desde la aceptación de todos los eventos que implican vivir. Por tanto creo a nadie se nos debe negar la verdad y si reforzar los lazos familiares y de amistad que como en siglo Xlll según el texto se despedía con dignidad respeto y amor.

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  2. Es de suma importancia que tanto al paciente critico como al paciente terminal, reciban un trato digno en su estancia de la clínica donde se encuentren, ya que sea cual sea su caso están destinados a la muerte y que mejor que reciban amor y cariño respetando su espacio personal, aumentando la comunicación con el paciente haciendo a un lado el dolor y la culpa por cierta enfermedad y que mejor que al lado de los seres queridos.

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  3. Critico y terminal hay que tener bien definido estas dos palabras pues esto marca una gran diferencia en la vida de nuestro paciente pero a pesar de la diferencia siguen siendo seres humanos a los que hay que tratar con todos los recursos que nosotros tengamos y podamos llegar a obtener en caso del paciente critico y darle la mejor calidad de vida al paciente terminal y aquí englobando todos los aspectos sociales, económicos, emocionales, espirituales y psicológicos.
    Iveth Lorely Severiano Peña. Gpo:1204

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